Semblanza de la MSc. Ninoska Chow Wong ante su paso a la eternidad

Ninoska Chow, fue la contraparte nacional (Nicaragua) en el proyecto RLA 7/020 y coordinadora de la componente de FANs en los proyectos RLA 7/014 y 7/022. Experta en ecología y taxonomía de fitoplancton y fitobentos en ecosistemas lénticos, lóticos y marinos. Certificada en Identificación de microalgas marinas tóxicas por la Comisión Interoceánica Intergubernamental de la UNESCO.

 

Nació en Puerto Cabezas (Bilwi), Región Autónoma del Caribe Norte de Nicaragua un 23 de noviembre de 1964. Desde su niñez se distinguió por su excelencia académica, su interés por la docencia, la investigación, y el gusto por los deportes como el voleibol.

En 1987, siendo estudiante de último año de la carrera de Ecología en la Universidad Centroamericana (UCA), ingresa al Centro para la Investigación en Recursos Acuáticos de Nicaragua, de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, Managua (CIRA/UNAN) donde realiza un estudio  monográfico que se tituló “El fitoplancton del lago Xolotlán”, dirigido por  la MSc Evelyn Hooker Offer, jefa del antiguo Laboratorio de Ficología ( actualmente Laboratorio de Hidrobiología) . Debido al potencial científico que demostró, la Dirección del Centro decidió  contratar e incorporar a Ninoska en su equipo  del laboratorio..

Inició así un viaje en búsqueda de conocimientos que la llevaría a convertirse en la experta a nivel nacional en el estudio de las algas de agua dulce y marinas. Tanto así que ella era la persona a quien el gobierno contactaba cuando había un evento de marea roja.

MSc. Ninoska Chow ejerciendo su pasión, la investigación y la docencia.

En los años 90, Ninoska decidió realizar estudios de maestría en la Universidad Nacional de Ingeniería, obteniendo el título de Maestra en Ciencias Ambientales con énfasis en comunidades acuáticas y valoración del potencial acuícola, logrando una vez más, ser  la mejor estudiante del cohorte.  

Personalmente la conocí en 1988 cuando me integré a la familia del CIRA/UNAN como miembro del entonces Laboratorio de Zoología. Desde ese entonces llamó mi atención su dedicación al trabajo, inteligencia y honestidad, su carácter fuerte, generadora de discusiones productivas que, al final, aunque tu argumento no prevaleciera, arrojaban un abanico de soluciones que trajeron consigo la luz de un aprendizaje invaluable.

Era una docente dedicada a sus estudiantes ya que su tutoría no se limitaba a una revisión de manuscritos o a un par de horas a la semana para recibir retroalimentación, sino a un asesoramiento constante y exhaustivo que pasaba por asegurar la estabilidad físico – emocional del alumno. En algún momento fui su jefe en el Laboratorio de Hidrobiología, cargo que no hubiera podido desempeñar sin su apoyo ya que siempre conté con sus consejos y críticas constructivas, directos, a veces muy directos, pero sin ser destructivos. Siempre supo poner los puntos sobre las “íes” y llamar “al pan pan y al vino vino”. Eso en el campo de la ciencia y en la vida profesional son cualidades invaluables.

Al momento de enfermarse ella se desempeñaba como jefa del Laboratorio de Hidrobiología. La última vez que conversamos me dijo, entre otras cosas, que sabía que pronto se iría y que estaba en paz; nos despedimos y pude decirle que la queríamos mucho, que nunca la olvidaríamos además de darle las gracias por el tiempo compartido.

Con su temprana desaparición física, todos hemos perdido a una compañera, una amiga, una fuente de ayuda y conocimiento; además, el país pierde una gran profesional, cuya ausencia no pasará desapercibida. El vacío que deja en el campo de la Ficología y las ciencias acuáticas muy difícilmente será llenado a corto plazo, pues se necesitarán muchos años de arduo trabajo y dedicación para ocupar alcanzar ese nivel de expertise.

En el ámbito personal, su pérdida física es simplemente irreparable, ya que ella reunía cualidades muy escasas en estos tiempos. Uno de sus alumnos escribió en su obituario: “HOMINIS TOTA VITA NIHIL ALIUD QUAM AD MORTEM ITER EST” (“Toda la vida del hombre no es más que un camino hacia la muerte”). Sobre esto quisiera decir que, si bien es cierto el destino final de nuestra existencia humana es la muerte, es nuestro camino el que nos define  y son nuestras obras las que conformaran nuestro legado, y Ninoska hizo tanto en tan poco tiempo que me atrevería a agregar otra frase: “ACERBA SEMPER ET INMATURA MORS EORUM QUI INMORTALE ALIQUID PARANT” (“Siempre resulta cruel y prematura la muerte de aquellos que han hecho algo inmortal”).

Luis Moreno Delgado

Sub-director CIRA/UNAN-Managua 

Nota retomada de REMARCO

 

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